Publicado: 22/04/2012 - Actualizado: 20/10/2020
Autor: Dra. Loredana Lunadei
Existe la creencia popular de que las vitaminas ayudan a prevenir el cáncer, ¿Pero esto de verdad es cierto? ¿Qué dice la ciencia? ¿Hay estudios científicos que hayan demostrado que las vitaminas previenen el cáncer? Hay muchas vitaminas: A, B, C, D, E, etc., entre las cuales hay notables diferencias, por lo que no conviene generalizar. Vamos a ver las que mas se han estudiado en relación al cáncer.
En este artículo analizaremos en profundidad la utilidad de las vitaminas para prevenir el cáncer, en base a los estudios científicos que se han hecho.
Contenidos
La Vitamina A y prevención del cáncer
La vitamina A, cuyo nombre técnico retinol, es esencial para muchas funciones que realiza nuestro cuerpo, y la mejor forma de obtenerla es con una dieta variada. El uso excesivo en forma de suplementos puede causar efectos perjudiciales, incluidos problemas en nuestro hígado [1].
La vitamina A se obtiene de los alimentos de dos maneras: directamente de alimentos de origen animal o indirectamente de los vegetales. Hay muchas frutas y verduras que son ricos en betacaroteno y criptoxantina, que luego se convierten en vitamina A en nuestro cuerpo.
Los productos lácteos, los huevos y el pescado se encuentran entre los alimentos que contienen vitamina A.
No se ha demostrado que los suplementos de vitamina A, ya sea en forma de betacaroteno o retinol, disminuyan el riesgo de cáncer, y los suplementos en altas dosis pueden ser tóxicos. El uso a largo plazo de suplementos en altas dosis aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, especialmente entre las personas de alto riesgo, como los fumadores [2]. También puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata [3].
Vitamina C y prevención del Cáncer
La vitamina C también se llama ácido L-ascórbico o ascorbato.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NIC), la vitamina C es un nutriente que se encuentra en alimentos como las naranjas, los pomelos, las papayas, los pimientos o la col rizada, y también suplementos dietéticos. La vitamina C es un antioxidante y ayuda a prevenir el daño a las células causado por los radicales libres. También trabaja con las enzimas para desempeñar un papel clave en la producción de colágeno [4].
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Hay estudios científicos que evidencian que el consumo de vitamina C en la dieta reduce el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer, como cáncer de garganta, cáncer de pulmón, cáncer de estómago, cáncer de pancreas y cáncer de próstata. Sin embargo, los ensayos clínicos sugirieron que la suplementación oral de vitamina C no tiene ningún efecto sobre el cáncer. Es decir, incluir en nuestra dieta alimentos ricos en vitamina C ayuda a prevenir el cáncer, pero tomar pastillas o comprimidos de vitamina C no ayuda. Esto es lo que se ha visto en los estudios realizados [5, 6].
También se ha investigado el suministro de vitamina C en altas dosis para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, pero su utilización en pacientes todavía no ha sido autorizada, porque no hay una evidencia clara de que la vitamina C tenga actividad antitumoral.
¿La vitamina D ayuda a prevenir el cáncer?
La vitamina D ayuda al cuerpo a utilizar el calcio y el fósforo para crear huesos y dientes fuertes. La piel expuesta al sol puede producir vitamina D, y la vitamina D también puede obtenerse de ciertos alimentos [7].
El cuerpo produce vitamina D cuando la piel se expone a la luz del sol. Esta vitamina también se encuentra de forma natural en algunos alimentos, como el pescado azul y las setas, y a menudo se añade a otros alimentos, como la leche y algunos cereales.
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Se ha visto que las personas que tiene un alto contenido de vitamina D en sangre tienen un menor riesgo de padecer cáncer, pero no se ha encontrado una relación de causa-efecto. Es decir, no se ha demostrado que la causa de tener un menor riesgo de cáncer sea que esas personas tienen más vitamina D en su cuerpo [7, 8].
También se hizo un estudio científico muy amplio, en el que participaron más de 25.000 personas, para ver si tomar suplementos de vitamina D reducía la incidencia del cáncer y el resultado fue negativo [8, 9].
¿Y la vitamina E?
La vitamina E es un antioxidante que puede ayudar a proteger las células de nuestro cuerpo [10].
Las fuentes de esta vitamina son los vegetales aceitosos (girasol, maíz y aceitunas), el germen de trigo, las nueces, las semillas, la espinaca y el aguacate.
Se han realizado estudios de población y ensayos clínicos para averiguar si la vitamina E puede prevenir el cáncer de próstata. Los resultados de estos estudios han sido contradictorios; algunos estudios no han mostrado ningún cambio en el riesgo general de cáncer de próstata, y otros han mostrado un aumento en el riesgo de cáncer de próstata. Así pues, no hay suficientes pruebas para saber si la vitamina E afecta el riesgo de cáncer de próstata [10].
Existe un estudio científico, publicado en el año 2011, con el que se quiso averiguar el efecto de tomar Vitamina E y Selenio respecto al cáncer de próstata. En dicho estudio participaron 32.400 hombres de más de 50 años. Y uno de los resultados a los que se llegó, es que los hombres que habían tomado solo vitamina E mostraban un mayor riesgo de padecer cáncer en comparación con los que no la habían tomado [11].
Conclusiones
Para prevenir el cáncer, lo más recomendable es llevar una dieta equilibrada y unos hábitos de vida saludables: no fumar, hacer ejercicio, etc.
Tomar suplementos vitamínicos parece un camino rápido y fácil para protegernos del cáncer, pero su utilidad no ha sido demostrada.
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