Publicado: 15/08/2013 - Actualizado: 11/11/2020
Autor: Mire Reyes
Mirando la televisión, me encontré con un comercial de una franquicia muy conocida de comida rápida, la cual hacia acercamientos provocativos a una hamburguesa que se movía en cámara lenta, mientras unas papas fritas caían por un lado de ésta, prometiendo una comida cargada de sabores, ¿Delicioso no?, ya de sólo imaginárselos, seguramente se les habrá hecho agua la boca. Pues, lo crean o no, se ha comprobado que exponerse a éste tipo de comerciales puede hacer fracasar días de esfuerzo en una dieta y no sólo eso, puede influir sobre nuestro peso y salud.
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¿Por qué ver la televisión puede engordar?
Las empresas que están tras la propaganda de estos productos saben cómo hacer su trabajo, y son expertas en mostrarnos un alimento apetecible, aunque en la realidad, el producto no tenga el más mínimo parecido al que vemos en la televisión, una y otra vez volvemos a recaer.
Se estima que un niño que ve la televisión 3 horas al día, está expuesto en promedio a 12 mil comerciales de comida chatarra, elevando sus probabilidades de crecer como un adulto obeso.
Ver uno de estos comerciales cuando estamos en plena dieta, puede conducirnos directo al fracaso.
Los comerciales de comida chatarra también pueden influir en nuestra elección de alimentos, según encuestas, las familias que más expuestos están a éste tipo de propaganda, son más propensos a consumir comida chatarra.
La televisión y la dieta de los niños
Las empresas de comida chatarra, tienen formas muy atractivas de llegar a los más pequeños, no es de extrañarnos que muchas de las veces vayamos a éstos establecimientos para recompensar a los más chicos, que siempre son los primeros en decir “¡quiero ir a ahí!” o “¡quiero probar esas galletas!”, generalmente, muestran personajes muy amigables y comida de colores atractivos y divertidos para captar la atención de los más pequeños.
Debemos ser precavidos con lo que miran nuestros hijos, ya que se ha demostrado que puede influir en sus hábitos a futuro, lo mejor es limitar el consumo de comida chatarra, los caramelos, helados, comida rápida, solo deben ser consumidos ocasionalmente.
Los niños en edad preescolar están en una edad donde son muy susceptibles a este tipo de influencia, y por lo tanto, desarrollan preferencia por la comida chatarra, y además en el futuro, sufren una distorsión de lo que es una alimentación saludable.
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¿Cómo reducir la influencia de la televisión en la dieta?
Sencillamente limitando el tiempo que pasamos frente al televisor, lo mejor es comenzar a inculcar hábitos saludables, como la actividad física, es mucho mejor pasar la tarde en un parque si es posible, que viendo el televisor, ya que la primera opción, promueve el ejercicio al aire libre, y evita el sedentarismo.
Otra forma es evitar ver los canales que transmitan mucha publicidad con motivo de la comida chatarra, y por supuesto limitar el consumo de éste tipo de alimentos. Es preferible llenar la alacena con fruta y productos frescos y artesanales que recurrir a los alimentos industrializados que tienen una nutrición más pobre en general.
La televisión puede ser una mala influencia en muchos sentidos, y en la dieta no es la excepción, por lo que la próxima vez que te sientes frente al televisor te aconsejo seas consciente de la influencia que puede tener en tu alimentación y evites caer en su mercadotecnia.
Referencias
- Robinson T.N., 2001. Reducing children´s television viewing to prevent obesity a randomised controlled trial. JAMA, vol. 282, nº 16, pag. 1561-1567.
- Barceló Acosta, M., Borroto Díaz, G., 2001. Estilo de vida: factor culminante en la aparición y el tratamiento de la obesidad. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas.
- Chávez, O., Oscar Humberto, O., Fragoso Díaz, S., 2013. Consumo de comida rápida y obesidad, el poder de la buena alimentación en la salud. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, vol. 4, nº 7.
- Pérez, B.M., 2014. Salud: entre la actividad física y el sedentarismo. Anales Venezolanos de Nutrición, vol. 27(1), pag. 119-128.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 11/11/2020
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