Publicado: 04/07/2014 - Actualizado: 11/11/2020
Autor: Mire Reyes
Ya les he hablado anteriormente de la importancia del hígado en la perdida de peso. Cuando nos referimos al metabolismo, el hígado es un órgano que juega un papel primordial, por eso influye tanto en la pérdida y ganancia de peso. Las afecciones de este órgano, como el problema de «hígado graso», influyen, por extensión, en la facilidad o dificultar para adelgazar, y por eso es importante contar con la alimentación adecuada para no engordar si tienes hígado graso.
Una común causa de insuficiencia hepática, es la cirrosis criptogénica, un término que significa que la causa de la cirrosis es desconocida. No obstante, los médicos creen que muchos casos de cirrosis criptógenica se debe a una evolución del hígado graso no alcohólico.
Esta enfermedad se relaciona a la obesidad, el exceso de peso y desafortunadamente, puede concluir en una insuficiencia hepática e incluso un trasplante de hígado.
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¿Qué es el hígado graso?
El hígado graso es una enfermedad, en la que se acumulan ácidos grasos en el hígado, dando a lugar a diversas alteraciones del hígado. La enfermedad es reversible pero requiere de hacer cambios de hábitos que involucran nuestra alimentación.
Los síntomas más comunes suelen ser cansancio, fatiga crónica, dolor de cabeza, dolor en la parte superior derecha del abdomen e incluso puede llegar a presentarse ictericia. No obstante, algunas personas no presentan síntomas, lo cual dificulta su diagnóstico.
Etapas de la enfermedad del hígado graso
La enfermedad se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado y está presente en todas las etapas. La primera etapa se conoce como esteatosis, y generalmente se relaciona con la resistencia a la insulina, condición en la cual, las células no responden adecuadamente a la insulina. Con frecuencia la resistencia a la insulina se relaciona con la obesidad, especialmente la obesidad abdominal.
La segunda etapa es conocida como esteatohepatitis no alcohólica, que además de caracterizarse por la acumulación de ácidos grasos en el hígado, también existe inflamación y destrucción de las células hepáticas, que genera fibrosis en el hígado.
La fibrosis en el hígado se debe a un proceso de cicatrización, progresando a una cirrosis no alcohólica, aunque aún no están claros los factores de riesgo y el progreso del hígado graso a una cirrosis.
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No obstante, los estudios sugieren que existe una relación entre el hígado graso no alcohólico, la obesidad y la resistencia a la insulina, así como la diabetes mellitus del tipo 2.
Dieta para hígado graso y obesidad
La pérdida de peso es la piedra angular del tratamiento del hígado graso no relacionado al consumo de alcohol. Un estudio demostró que mientras que las personas que ganaban peso daba lugar al aumento de enzimas hepáticas, la pérdida de peso también reflejaba disminución de dichas enzimas.
Algunos medicamentos que pueden ayudar son la insulina, pioglitazona y también metformina, además de reducir el nivel de colesterol en sangre, para lo cual se puede emplear las estatinas. Sin embargo, el método más eficaz y natural, es realizar cambios dietéticos.
Se debe evitar alimentos ricos en grasa, fritos, embutidos, los rebozados, etc. También se recomiendo evitar los alimentos ricos en carbohidratos y por lo tanto hipercalóricos. Optar por alimentos vegetales, ricos en fibra, frutas, verduras y legumbres.
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La fibra favorece una buena digestión, y además retrasa la absorción de azúcares evitando así los picos de insulina, y también nos hace sentir saciados durante más tiempo.
Se recomienda optar por grasas de origen vegetal, más saludables como el aceite de oliva, o el proveniente de semillas, como las almendras, un puñado de frutos secos es excelente ocasionalmente.
Merjo comer las carnes magras. Y el pescado es una opción muy saludable, ya que su tipo de ácidos grasos omega 3, tienen múltiples beneficios, además de poseer propiedades anti inflamatorias naturales.
Elige los cereales y harinas integrales en lugar de los blancos, ya que estas opciones nos proveen de más fibra.
Evita los azúcares simples como el azúcar refinado, los caramelos, la fructosa, y alimentos que sean ricos en azúcar refinada, como los pastelillos, helados, etc.
El ejercicio además es esencial, caminar diariamente es un excelente consejo si queremos perder peso y reducir el colesterol malo en sangre.
El hígado graso se considera una enfermedad inofensiva, ya que revertirse con estos cambios mencionados y desaparece rápidamente con la pérdida de peso. No obstante, si no hay un cuidado adecuado de la dieta, el hígado graso puede progresar en un mal más grave.
¿Qué hacer para evitar la obesidad por hígado graso?
Lo mejor para el hígado graso, es llevar a cabo una dieta saludable, bien balanceada y respetando nuestros tiempos de alimentos.
- Evita las dietas rápidas, que prometen una pérdida de peso acelerada en pocos días, ya que esto en realidad es contraproducente. Someter al hígado a dietas estrictas es poco recomendable.
- Procura incluir suficientes alimentos vegetales. Que tu dieta sea abundante en estos alimentos.
- Evita consumir alcohol, incluyendo bebidas de baja graduación, como la cerveza.
- Evita fumar
- Realiza una actividad física regular
Referencias
- Ponte, C. I., 2009. Redescubriendo los triglicéridos como factor de riesgo cardiovascular. Avances de Cardiología, vol. 29 (4), pag. 367-376.
- Loomba R. & Sanyal A.J., 2013. The global NAFLD epidemic. Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology , vol. 11(10), pag. 686-690.
- Bhala N. et al., 2013. Epidemiology and natural history of patients with NAFLD. Current Pharmaceutical Desings, vol. 29 (19), pag. 5169-5176.
- Zeng M.D. et al., 2008. Guidelines for the diagnosis and treatment of nonalcoholic fatty liver diseases. Journal of Digestive Disease, vol. 2(9), pag. 108-112.
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 11/11/2020
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