Publicado: 10/07/2014 - Actualizado: 11/11/2020
Autor: Mire Reyes
¿Sabías que esos kilos de más, pueden ser en realidad debidos a nuestras emociones?, por sorprendente que parezca, en muchas ocasiones no es hambre, sino una emoción la que nos motiva a comer de más.

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Diferencias entre hambre biológica y hambre emocional
Debemos saber que existe una diferencia entre el hambre biológica y el hambre emocional. La primera, es la necesidad física de ingerir alimento, mientras que la segunda, es para satisfacer más bien una necesidad emocional.
En pocas palabras, podemos estar recurriendo a la comida, para apaciguar un sentimiento o vacío emocional.
Causas del hambre emocional
El hambre emocional ocurre cuando recurrimos a la comida para sentirnos “mejor”. Es decir, no tenemos hambre, pero estamos motivados por una emoción, la cual puede ser tristeza,estrés, ansiedad o miedo, por ejemplo.
Así si una persona va a enfrentarse a un reto importante, como una entrevista, o una junta, y esto le provoca nervios o ansiedad, puede refugiarse en la comida.
Hay personas que les da por comer dulces, chocolates, galletas, helado, y otros alimentos, que les brindan una sensación de bienestar fugaz al ser ingeridos. De esta forma, nos programamos, a comer al sentirnos agobiados por nuestras emociones, a pesar de que no haya realmente un hambre biológica.
Está comprobado que algunos alimentos tienen la capacidad de hacernos sentir mejor, pero de forma muy efímera. Y además, el cuerpo desarrolla cierta resistencia, por lo que cada vez se puede requerir de ingerir más para tener esta sensación de bienestar.
¿Cómo controlar el hambre emocional?
Aunque la comida parece una salida fácil, en realidad es una solución muy fugaz, puesto que el bienestar que comer nos provoca, se disipa rápidamente, provocando que deseemos comer más, para volver a sentirnos mejor.
Sin embargo, esto sólo complica las cosas. En primer lugar, porque no atendemos la raíz del problema, el cual es la emoción y en segundo, porque nos estamos sobrealimentando, afectando nuestro peso y posiblemente nuestra salud.
Para resolver el hambre emocional, debemos identificar lo que nos está faltando, revisar nuestra autoestima, es decir, como nos sentimos acerca de nosotros mismos. Las dudas, la inseguridad sobre nosotros, pueden dar a lugar al hambre emocional.
Para evitar compensar nuestros vacíos con la alimentación, es importante realizar algunos cambios.
Haz una reflexión sobre el problema, averigua cuando empezaste a comer para sentir alivio emocional. Puedes llevar anotaciones sobre lo que sientes y te provoca ansiedad.
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¿Realmente tengo hambre?
Es importante concienciarnos cuando verdaderamente tenemos hambre, o cuando estamos comiendo por ansiedad. Para ello, antes de ir por comida, debemos realizarnos esta pregunta, si la respuesta es sí, entonces, podemos comer algo que nos satisfaga como alguna fruta o alimento saludable. Si la respuesta es no, debemos alejarnos de la comida, y tratar de reflexionar porque queremos comer en ese momento para identificar la verdadera causa.
Te sorprenderás con la cantidad de veces en las que la respuesta a esta pregunta es “no”.
Por último, es recomendable tratar la causa de esta hambre emocional. En ocasiones se trata de un problema externo que nos provoca ansiedad, o tristeza, mientras que en otros casos, puede ser un problema interno, que nos preocupa de nosotros mismos. Cualquiera que sea la causa que nos genere estas emociones, es importante reflexionar, y si es necesario, recurrir a la ayuda de un experto.
¿Qué hacer para evitar comer compulsivamente?
Sea cual sea la causa del hambre emocional que nos conduzca a comer en exceso (una deuda, desempleo, un examen, o cualquier problema que nos genere ansiedad o tristeza), lo primero es tratar de identificarla para poder reemplazar esta conducta por una más saludable.
Es verdad que, muchas veces, estos problemas no se solucionarán de un día para otro, pero comer más tampoco es una solución para que desaparezcan los problemas.
Mientras encontramos una salida, podemos dejar fluir esa emoción con una conducta más saludable que comer compulsivamente, como por ejemplo caminar, correr, cocinar, leer o hacer yoga.
Tengo una compañera que cuando se sentía triste por cualquier motivo salía a caminar. Esta rutina era muy saludable para ella, y no sólo eso, también le ayudaba a sentir mejor, ya que durante el ejercicio, nuestro cuerpo produce endorfinas que nos hacen sentir bien.
Por si fuera poco, caminar es una forma de quemar calorías, así que ella canalizaba esta emoción de una forma más saludable que comer en exceso por hambre emocional.
En mi caso, encontré en el dibujo una buena alternativa, para evitar comer por ansiedad. Es un hobby, en el que puedo distraerme sin problemas, olvidándome de la ansiedad u otra emoción que me esté agobiando.
Otras personas optan por tejer, leer, nadar, o cualquier otra actividad que los distraiga. Estas actividades pueden ser saludables para nuestro cuerpo y mente, y si nos ayuda a relajarnos tendremos más claro que ocurre con nuestras emociones.
Lo importante es evitar caer en la costumbre de recurrir a la comida para sentirnos mejor. Distintos estudios han demostrado que no sólo es ineficaz a largo plazo, cada vez es necesario comer más y más para sentir ese bienestar fugaz.
Además, esta conducta nos hace ganar peso, lo que a su vez, genera depresión, y es así como nos envolvemos en un círculo vicioso.
Referencias
- Rodríguez, S., Mata, J.L. y Moreno, S., 2007. Psicofisiología del ansia por la comida y la bulimia nerviosa. Clínica y salud, vol.18, nº1
- Lazarevich I, Irigoyen Camacho ME, Velázquez-Alva MDC, Zepeda Zepeda M. Relationship among obesity, depression, and emotional eating in young adults. Appetite. 2016;107:639-644. doi:10.1016/j.appet.2016.09.011
- Van Strien T. Causes of Emotional Eating and Matched Treatment of Obesity. Curr Diab Rep. 2018;18(6):35. Published 2018 Apr 25. doi:10.1007/s11892-018-1000-x
- Verzijl CL, Ahlich E, Schlauch RC, Rancourt D. The role of craving in emotional and uncontrolled eating. Appetite. 2018;123:146-151. doi:10.1016/j.appet.2017.12.014
Revisado por: Dra. Loredana Lunadei el 11/11/2020
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